miércoles, 3 de septiembre de 2014

Los Danzantes de San Lorenzo traerán la fiesta barroca a Estella en la 45 Semana de Música Antigua


VUELVEN LOS DANZANTES A ESTELLA

Este año la Semana de Música Antigua de Estella ha hecho un hueco a la danza, en su 45 edición, la Cofradía de los Danzantes de San Lorenzo junto a los Gaiteros de San Lorenzo, pretende volver a recordar un pedacito de lo que fue en el pasado la fiesta barroca en Estella y Navarra. La cuadrilla de Danzantes de San Lorenzo, con su bobo arlequinado a la cabeza, hará un recorrido por la ciudad en pasacalles y parará para danzar en algunos lugares emblemáticos que antaño fueron indispensables para la fiesta y la devoción.

Fecha: 5 de septiembre de 2014 
Hora: a partir de las 18:00. 
Partida: Casa de Cultura "Fray Diego de Estella" 

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Más Info: http://www.culturanavarra.es
 
Los Danzantes de San Lorenzo bailando al santo en la parroquia de Pamplona. Foto: J. Mangado


INTRODUCCIÓN HISTÓRICA

Fuente:  J. M. Jimeno Jurío, 1987. "La fiesta del corpus en Tierra Estella" CEEN 50. 197-238.

El Corpus Christi barroco: ocho días de fervor religioso y jolgorio

Una de las fiestas más importantes en la Península Ibérica tras la Contrarreforma (a partir de 1545) ha sido la del Corpus Christi. Esta festividad surgida en época medieval, fue alcanzando una mayor relevancia a partir del siglo XVI, y un auge progresivamente mayor a lo largo del siglo XVII en el período barroco.
No habían de faltar en aquellos años de boato, enramadas y altares, pendones, reposteros salvas de fuego, toros, roscos de pan, fuegos artificiales, comedias, gigantes y tarascas, y por supuesto, danzas, todo ello en honor al Santísimo Sacramento. La procesión del Corpus era, en cierto modo, una representación teatral callejera.

Alfombra de flores en el corpus estellés en 2012. Fuente: Diario de Navarra

Por supuesto, la ciudad de Estella no quedó atrás ni escatimó gastos en la celebración de esta solemnidad. Así, en la ciudad del Ega también encontramos todos los elementos anteriormente detallados. La fiestas del Corpus duraban ocho días y repartían la celebración del octavario del Corpus Christi, al menos desde el siglo XVI, de la siguiente manera: los oficios y festejos del Corpus se celebraban en San Pedro de la Rúa que adornaba su escalinata con enramadas, si bien los gastos corrían a cargo el ayuntamiento, situado en el siglo XVIII en la cercana plaza de San Martín. Por otra parte, San Juan Bautista, que además de enramadas y alfombras vegetales colocaba tapices, organizaba y sufragaba las vísperas, misa, procesión y festejos del sábado y domingo, para finalmente ser San Miguel la parroquia encargada de las vísperas del miércoles, y la misa y procesión del jueves de la octava. En ninguno de ellos faltaban los mencionados toros, enramadas, altares, estandartes, reposteros, fuegos artificiales, gigantes, tarascas, músicos y danzas. Al amparo de núcleos más grandes como Viana o la propia Estella, localidades como Aras, Bargota, Arróniz, Lerín o Cabredo también modernizaron su festividad del Corpus con salvas, danzas, enramadas y demás.

Las danzas rituales

Danzantes y botarga en el Corpus en Valverde de los Arroyos (Guadalajara). Fuente: Con Cuerpo de Jota

De todos los elementos del Corpus barroco, el que nos atañe en este momento es la danza. La danza como elemento ritual, es diferente de los bailes de plaza, bien representados en Estella por el conocidísimo Baile de la Era. Estos danzantes rituales surgieron por toda la Península Ibérica contrarreformista de Felipe II, solían ir en número par acompañados por un personaje burlesco, con una indumentaria uniformada muy cuidada, coreografías prediseñadas y aprendidas de castañuelas, palos, sables, arcos o broqueles y espectáculos muy bien preparados: eran semiprofesionales. Y en Estella, como en Sangüesa, Tudela, Viana o localidades más pequeñas, hubo mucha danza y muchos danzantes que participaron también en las festividades de SanJuan, San Pedro, Santiago, San Andrés o la virgen del Puy, en la procesión e incluso danzando en el interior de los templos con total normalidad. De hecho, la primera referencia de danzantes en Estella, del año 1546, diez años anterior al primer testimonio pamplonés, lo que no hace sino mostrar la importancia que la ciudad del Ega tenía entonces, en tanto que se adaptó a las nuevas modas litúrgico-festivas de manera sorprendentemente temprana. Pero ya nada queda de todo aquello. 
Tras el auge de las danzas rituales había, evidentemente, maestros de danza encargados de diseñar las coreografías y adiestrar a los danzantes. Estella dio no pocos importantes maestros de danzas, algunos de ellos gitanos, que compaginaban esta labor con la de herrero, pellejero o zapatero. El primero fue Bertol de Villadiego en el siglo XVI, pero le siguieron Juanes de Aznatarriaga, Martín Nabarro, Lorenzo y Juan de Iturgoyen o Mateo de Arençana. A partir del boom del siglo XVII continuaron algunos descendientes de los Iturgoyen, Miguel Inza, los Arteta, Alonso de Guebara o Martín de Gazolaz, actuando también fuera de Estella. Miguel, el hermano de este último, pamplonés de origen, se hacía llamar pomposamente “maestro de danza de los gigantes de la ciudad de Pamplona”. Será a partir de 1649, en el cénit de la fiesta, cuando maestros de danzas y danzantes de otros lugares comiencen a visitar Estella. Empezaron a oírse apellidos de maestros como Muez, Larrosa o Vitoria entre otros y hubo maestros y danzantes de Cirauqui, Tafalla, Alfaro o Calahorra, si bien en el siglo XVIII fueron los valencianos quienes coparon el mercado peninsular y sirvieron de modelo a danzantes locales. Los maestros de danza incluían en ocasiones, además de danzantes, gigantes, zaldicos, enanos y otros complementos, e incluso más de una cuadrilla de danzantes. También se sabe que, dependiendo del presupuesto, los danzantes en ocasiones hacían comedias e incluso toreaban. Los toros tenían una gran importancia, de hecho San Pedro de la Rúa y San Miguel tenían dos mayordomos encargados de organizar este evento, que en el Corpus Christi no se celebraba en la plaza del mercado, sino por las calles y plazas de toda la ciudad.
Como hemos dicho, tras la fiesta grande del Corpus, la organización de la infraoctava corría a cargo de la parroquia deSan Juan, y la octava de la de San Miguel que tampoco escatimaban en tapices de hierbas, toros, y cómo no, en danzas.

Portada de la prohibición de Carlos III en 1780.
Estas celebraciones y sobre todo las danzas, comenzaron a decaer en toda la península a raíz de la prohibición que el rey Carlos III promulgó en 1780, manteniéndose algunos elementos de manera residual principalmente en pequeñas localidades y muy vinculada a la devoción y no tanto a la fiesta. Todavía hoy se pueden encontrar en algunos lugares enramadas y alfombras vegetales así como la presencia de algunos gremios representados por sus estandartes, o danzantes en Ochagavía y la cuenca del Ebro, pero se ve ya lejana la pompa barroca.



DANZAS EN LOS LUGARES EMBLEMÁTICOS DE LA FIESTA BARROCA

Tal y como hemos dicho, los Danzantes de San Lorenzo danzaremos en pasacalles por las calles de estella, deteniéndonos para danzar en lugares que fueron importantes para la fiesta barroca.

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La casa de fray Diego de Estella

Casa de Fray Diego de Estela: Fuente: Flickr

Es una construcción típicamente renacentista. Es en este período cuando, basándose en el ideario de la antigua Grecia y Roma, se va dando forma a la festividad del Corpus Christi contrarreformista y a la fiesta barroca en la que encajan los danzantes a la perfección.

Escalinata de San Pedro de la Rúa y ayuntamiento viejo


Ayuntamiento barroco y San Pedro. Fuente: estella-lizarra.com
La plaza de San Martín es un lugar en el que antaño tuvieron que sonar muchos cascabeles, castañuelas, sables y palos. Era en esta iglesia donde se celebraban las principales solemnidades del Corpus con sus danzas, cuyos gastos sufragaba en ayuntamiento, situado en este edificio barroco en el siglo XVIII.

Hornacina de la virgen del Puy y San Andrés

Hornacina de la virgen del Puy y San Andrés. Fuente: sasua.net

En el auge de la fiesta a partir del siglo XVII, no faltaron los danzantes, además del Corpus, en honor a los santos patronos, que en Estella son la virgen del Puy y San Andrés. Esta hornacina se encuentra en la calle del Puy.

Iglesia de San Juan Bautista y Plaza de Los Fueros

Retablo de los Santos Juanes. Fuente: gipuzkoakultura.net

Encargada de organizar y sufragar la Infraoctava del Corpus, sólo entre 1588 y 1618, entre otros fastos pagó danzantes en más de veintiséis ocasiones, gastándose casi 2500 reales. Además cuenta con un importantísimo retablo mayor en cuya construcción participó la saga de escultores estelleses de los Imberto, famosísimos en la zona. En la Actual plaza de los Fueros se celebraban las corridas de toros, en la que seguramente más de un danzante tuvo que mostrar sus habilidades como torero.

Iglesia de San Miguel

Iglesia de San Miguel. Fuente: Wikipedia

Esta parroquia organizaba la octava del Corpus y al igual que la de San Juan, no escatimaba en enramadas, toros, tapices, músicos y danzantes. El estellés Manuel de Iturgoyen dirigió numerosas veces la danza en dicha octava, en el siglo XVII.